El profesor César Sierra Varón, investigador del Observatorio de Educación y Coordinador de la Escuela de Educación de la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano, presenta su opinión acerca de las posibilidades y peligros de los niños excesivamente dedicados a la tecnología.
Por: César Sierra Varón[1]
“Los Estados Partes reconocen el Derecho del niño al descanso y al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes…” Artículo 31. Convención sobre los Derechos del Niño.
Esta es una importante premisa para iniciar una discusión y reflexión sobre lo que estamos viviendo actualmente con respecto a las nociones de juego, de recreación y de tiempo libre para los niños, apoyadas por los avances de la tecnología. En estos tiempos modernos, se debe reconocer que existe un enfrentamiento entre los aspectos positivos y negativos de los avances tecnológicos, sobre todo en lo referente al desarrollo infantil.
En este artículo, más que ofrecer respuestas y validar teorías e hipótesis, deseo ofrecer cuestionamientos que nos ayuden a reflexionar sobre este particular en nuestro rol como padres de familia, docentes o adultos responsables de la formación de niños, niñas y adolescentes.
Anteriormente era muy común escuchar frases como “los amigos de la cuadra”, “jugar en el potrero”, “jugar a las escondidas”, “jugar rejo quema’o”, entre otras, y estas eran actividades que permitían un excelente desarrollo en los niños en todos los niveles: cognitivo, social, psicomotor, afectivo… ¿Será que dispositivos tecnológicos como los videojuegos están permitiendo este tipo de desarrollo?
Lamentablemente, ya no son muchos los espacios donde se pueden llevar a cabo este tipo de actividades. Lo que se encuentra en la modernidad son los “niños de apartamento”. Teniendo en cuenta el pequeño espacio que tienen los “niños de apartamento” para su recreación, es importante analizar el papel que juegan los aparatos tecnológicos en la vida de los niños, pues aunque pueden generar un desarrollo cognitivo adecuado en ellos, también afectan su desarrollo en otras dimensiones que son de suma importancia para su crecimiento.
Los niños ya no salen a correr por la cuadra. Ahora uno de los pocos ejercicios es el leve movimiento que pueden hacer con sus pulgares al tener un control en la mano, o el que pueden hacer con sus brazos sosteniendo un i-Pad. Al no tener más opciones para jugar, los niños se refugian en estos aparatos tecnológicos, convirtiéndose en casi esclavos de la tecnología.
Aunque la tecnología puede ser beneficiosa en algunos sentidos para los niños, no podemos dejar que nuestros hijos se encierren en estos espacios físicos y virtuales, pues las consecuencias a nivel psicológico que aparecerán más adelante pueden ser bastante graves (estados depresivos, suicidios, estrés infantil, conductas obsesivo–compulsivas, déficit de atención, entre otras). Debo aclarar que este tipo de trastornos que podemos encontrar en niños y/o adolescentes no son desencadenados exclusivamente por este tipo de actividades.
Padres de familia, docentes, adultos responsables de niños, niñas y adolescentes: fíjense la manera en que el pasar demasiado tiempo interactuando con herramientas tecnológicas puede afectar incluso las relaciones afectivas entre pares. Facebook, el chat, las redes sociales y algunos videojuegos, están reemplazando los contactos directos, cara a cara, por la simple relación que se tiene con una pantalla en frente; aunque allí se puede encontrar amigos y conocer otras personas, el verdadero desarrollo social y emocional se da a través del contacto directo con los demás y no con una pantalla como mediadora. En últimas, lo que los niños están haciendo es relacionándose con un aparato, no es más…
Esto puede traer como consecuencias futuras adolescentes retraídos socialmente, inseguros frente a sus relaciones sociales y de amistad, encierro a nivel físico y a nivel personal, entre otras.
Ya es posible encontrar videojuegos que reviven todas las situaciones de la cotidianidad: videojuegos en los cuales es necesario conocer a otras personas, establecer amistades, conseguir pareja, tener hijos, ir a mercar, jugar con los niños… etc. ¿Es a través de una pantalla como uno aprende a hacer amigos, a relacionarse con las personas, a conseguir novio o novia, a cuidar a sus hijos y brindarles afecto? ¿La pantalla moviliza los mismos aspectos emocionales, afectivos y psicológicos que movilizan las personas?
Padres de familia, los invito a que reflexionemos sobre este aspecto en particular para lograr rescatar los espacios de juego al aire libre y el importante contacto social que se requiere para el buen desarrollo de nuestros hijos.
[1] Magíster en Atención temprana, Instituto Técnico de Estudios Aplicados, Málaga, España (2011); Especialista en Pedagogías para el Desarrollo del Aprendizaje Autónomo, Universidad Nacional Abierta y a Distancia (2010); Psicólogo, Pontificia Universidad Javeriana (2004). Profesor del Departamento Académico de Psicología, Coordinador de Prácticas Empresariales y Coordinador de la Escuela de Educación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano. Tiene experiencia en la psicología clínica en consulta privada con niños y adolescentes; también ha incursionado en psicología educativa, análisis de la violencia escolar y preparación de docentes de educación básica en tecnologías de la información y la comunicación.