El libro de estas dos investigadoras del grupo “Oralidad, Escritura y Otros Lenguajes” de la Universidad Nacional de Colombia explora y caracteriza las posibilidades del contacto presencial y los ambientes virtuales de aprendizaje para el fortalecimiento de un Laboratorio de Escritura, espacio académico que ayuda a mejorar las capacidades de escritura en universidades.
Por: Nicolás Arias Velandia[1]
Este libro es producto de una investigación conducente a título de Maestría en Educación de la primera de las autoras, con financiación de la División de Investigación de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de Colombia. El libro plantea un modelo de organización de un laboratorio de escritura que contenga elementos de educación presencial y virtual, aprovechando recursos de la interacción cara a cara y la interacción mediada con Ambientes Virtuales de Aprendizaje (AVA).
El libro tiene una introducción, siete capítulos y una sección de conclusiones. La introducción muestra el curso de la investigación y las ideas de base que la sustentan: la escritura como instrumento de conocimiento, la comunicación escrita en la que el escritor también es lector, el apoyo tecnológico a procesos de aprendizaje de la escritura a nivel universitario y el posible uso de los AVA como sistemas de comunicación y formación en escritura en la universidad. También expone que el método que se empleó para la investigación fue darle seguimiento a dos cursos presenciales con un fuerte apoyo de herramientas virtuales de escritura en dos universidades, y a cinco laboratorios virtuales de escritura en las páginas web de cinco universidades estadounidenses. El capítulo 1 despliega las definiciones detalladas de estos términos.
El capítulo 2 describe el método del estudio, dividiéndolo en formas de recolección de información y de codificación y análisis. Explica cómo se le hace seguimiento al trabajo de estudiantes y profesores de los dos cursos seguidos a lo largo de un semestre académico, a partir de múltiples técnicas como encuestas, entrevistas, observaciones participantes, recolección de productos y de participaciones en red, y de formas de análisis que contemplan situaciones, participantes, fines, secuencias de actos, claves, instrumentos, normas y géneros textuales.
Los capítulos 3, 4 y 5 describen los espacios y formas de participación señalados en el estudio que se plantea en el libro. Se presenta el testimonio de estudiantes, caracterizaciones de roles, posiciones de los docentes sobre la escritura y el uso de los ambientes virtuales en los que participan los estudiantes. También se muestran las posibles interacciones con los laboratorios de escritura de las universidades estadounidenses, destacando que en su estructura parecen seguir siendo muy estáticos o con contenidos en una sola vía.
Los capítulos 5 y 6 muestran la organización de los diferentes espacios educativos caracterizados y evidencian que en el caso de los cursos hay un profesor, estudiantes, tutores y administradores de plataforma como elementos básicos y no prescindibles de su funcionamiento. Muestra además que el uso de plataformas virtuales potencia diferentes formas de comunicación: las sincrónicas, que facilitan la interacción espontánea, favorecen la comunicación, el mensaje rápido y el contacto estudiante–estudiante pero sacrifican el cuidado de la escritura; y las asincrónicas, que facilitan la realización de textos y la escritura más formalizada y elaborada, afincada en la interacción profesor–estudiante, pero sacrifican la espontaneidad de algunos actos comunicativos. De la misma forma, se plantea que el uso de Software de Sistemas de Administración del Aprendizaje (LMS en inglés), como Blackboard o Moodle, favorece las aplicaciones y el seguimiento a los trabajos de los estudiantes, mientras que las plataformas libres de internet no tienen estos beneficios pero simplifican mucho más la organización libre que el docente da a la organización de los cursos en los componentes que desarrollan en plataformas virtuales.
El capítulo 7 y las conclusiones manifiestan las condiciones que, de acuerdo con lo expuesto en capítulos anteriores, debe tener un laboratorio de escritura que además sea un ambiente presencial y virtual de aprendizaje. En este se destacan diferentes elementos relacionados con la lectura y la escritura como procesos para las diferentes formaciones académicas, y la formación en diferentes campos y espacios auténticos de escritura. Estos campos y espacios deben contemplar distintas metas, situaciones y papeles de los participantes en el proceso de fortalecimiento de las capacidades de escritura para lograr que los estudiantes comprendan la estructura de publicaciones académicas y para cultivar las competencias que llevan a producir textos publicables.